Definir a los innovadores
Un error es plantear que la innovación solo le corresponde a un equipo determinado o a una persona en particular dentro de la empresa. La innovación debe ser materia de todos los miembros de una empresa, todos tienen algo que decir y de cualquier persona puede venir una idea brillante.
Incentivar el trabajo individual
Si se potencian recompensas individuales y no de grupo, se fomenta el trabajo en solitario y se perjudica el trabajo en equipo y todo su potencial innovador. La ventaja de un grupo es la diversidad de opiniones, culturas y puntos de vista, todo ello es muy útil en el momento de innovar.
Jerarquías marcadas
Las jerarquías verticales pueden destruir una idea, aunque ésta sea muy buena. Por una parte, se implanta la noción de que toda idea y orden debe venir de los mandos superiores o de la cima de la organización, bloqueando todo margen para generar nuevos puntos de vista de cualquier otro miembro. Por otro lado, muchas veces una buena e innovadora propuesta se atasca en un nivel intermedio de la jerarquía, sin razón aparente y sin darle posibilidades de crecer.
Exceso de burocracia
Un verdadero asesino de todo instinto innovador es la burocracia. Formularios, documentos, procesos, presentaciones y trámites son verdaderamente letales para llevar a cabo una idea. Se deben disponer procesos ligeros y ágiles, hasta que se vaya ejecutar, donde son necesarios procesos de mayor rigor. Facilítales a tus colaboradores el presentar y llevar a cabo una buena idea.
Muralla de datos
Muchas veces la información y los datos nos ayudan a tomar mejores decisiones. En el ámbito de la innovación no necesariamente es así. Una idea innovadora y disruptiva, puede no tener precedentes, por lo que la información existente no siempre sirve. Además, debemos recordar que los datos muchas veces necesitan una interpretación y no son concluyentes a priori.
No tolerar el fracaso
Saber manejar el fracaso en una empresa es un incentivo a la innovación, al poder tomar el riesgo de dar respuestas alternativas a preguntas frecuentes y dando opciones diversas. También se aprende de los errores. Muchas veces, el fracaso es la semilla del éxito, al ir guiándonos por nuevos caminos.
No reconocer al innovador
No son necesarias recompensas abultadas, pero no se debe dejar pasar por alto el aporte innovador de un miembro del equipo. Reconocer la propiedad y darle el liderazgo del proyecto son fundamentales y se puede complementar con beneficios como algún porcentaje de las ganancias derivadas del proyecto. Así, fomentarás un espíritu innovador en tu negocio, que sin duda, traerá beneficios a tu empresa.